El resurfacing clásico o “modelado cutáneo” mediante el láser CO2 es, sin duda, un procedimiento muy eficaz para mejorar los signos de fotoenvejecimiento cutáneo, consiguiendo muy buenos resultados e incluso espectaculares, con una sola sesión de tratamiento. Además, estos resultados permanecen durante un largo periodo de tiempo.
El láser resurfacing consiste en la eliminación de las partes más superficiales de la piel, epidermis y dermis alta con la consiguiente reepitelización y regeneración del colágeno. Las fibras de colágeno es el componente más abundante de la piel, formando parte de la matriz extracelular, y es lo que da elasticidad y mantiene unidas las diferentes estructuras de la piel. Cuando por diversos motivos como la exposición solar, el tabaco, el alcohol o, simplemente, el paso de los años, las fibras de colágeno se destruyen, es cuando aparecen los signos característicos del envejecimiento como son las arrugas finas y/o profundas y la flacidez.
El Láser Pixel CO2 es un láser ablativo fraccionado de CO2 de última generación mediante el cual podemos controlar perfectamente el daño que queremos provocar en la piel, mediante la utilización de diversos parámetros en función de los resultados que estemos buscando. Con esto evitamos, en gran medida, la aparición de innecesarias complicaciones.
La diferencia del Láser Pixel CO2 con respecto a los otros láseres es la forma de emitir la energía, dado que lo hace a través de una lente especial controlando de forma más precisa dicha emisión de energía. Con esta técnica fraccionada se consigue impactar de forma fraccionada en la zona a tratar, dejando ilesas otras zonas de piel. Estas áreas ilesas favorecerán una recuperación más rápida y se reducen las complicaciones.
Nosotros hemos apostado por el Láser Pixel CO2 porque es una marca comercial de gran reputación desde hace años, y porque con él podemos personalizar el tratamiento en función del tipo de piel y de los resultados que queramos obtener.
Con el Láser Pixel CO2 podemos tratar diversos problemas cutáneos:
Nuestros dermatólogos explicarán el proceso de recuperación a los pacientes, ya que es importante que conozcan los acontecimientos que ocurrirán en los días posteriores a la intervención.
Durante los primeros días aparecerá enrojecimiento y costras, y el/la paciente deberá estar en su domicilio y aplicarse constantemente una pomada con efecto humectante para mantener la piel lubricada. A los 4-6 días la mejoría es espectacular, y la/el paciente ya puede empezar a realizar sus obligaciones cotidianas. Es indispensable y condición sine qua non la aplicación de cremas fotoprotectoras cuando se empiece a hacer una vida normal. Una opción para disimular el enrojecimiento es maquillar la zona.
Para evitar herpes o infecciones cutáneas, se prescribirán antibióticos y antivíricos orales desde el día anterior al procedimiento y hasta 4 días después. Así nos aseguramos, en la medida que podemos, que la recuperación transcurrirá sin complicaciones.
Otra medida a realizar es la aplicación de cremas despigmentantes durante las 2-3 semanas previas al tratamiento hasta unas semanas después, para evitar pigmentaciones postinflamatorias.
En el resurfacing cutáneo, si se realiza adecuadamente y no ocurren complicaciones, los resultados compensan con creces los inconvenientes. Por otra parte, los resultados que obtenemos con el láser CO2 para tratar sobre todo las arrugas profundas, no los podemos conseguir con otros tipos de láser.
En los últimos años han aparecido los llamados “láseres ablativos fraccionados de CO2”, y con ellos obtenemos unos resultados muy parecidos a los del “resurfacing cutáneo clásico” que obteníamos con los antiguos láseres. Sin embargo, con este nuevo láser ablativo fraccionado se ha reducido significativamente el tiempo de recuperación y las molestias postratamiento.
La técnica fraccionada significa que durante el procedimiento hay zonas de la piel que se mantienen intactas. A través de una técnica innovadora, el rayo láser se divide en muchos rayos impactando en una pequeña zona de la piel, pero dejando áreas de piel intactas, es decir, impacta de forma fraccionada. De esta manera, las áreas ilesas ayudan a una recuperación más rápida y también se reducen las complicaciones, a diferencia de los antiguos láseres en donde la eliminación de las capas de la piel era total.
Consiste en realizar sobre la piel de 2 a 4 pases de la luz láser para poder conseguir la ablación o eliminación de las capas más superficiales de la piel. En la actualidad se utilizan altas fluencias de energía en espacios cortos de tiempo, menos de un milisegundo, para no afectar los tejidos adyacentes y reducir el riesgo de complicaciones.
Dado que el tratamiento con láser CO2 es doloroso, se debe utilizar anestesia tópica especialmente formulada y, en algunos casos, anestesia troncular de la región a tratar.
Antiguamente para tratar el fotoenvejecimiento se empleaban técnicas de dermoabrasión y peelings químicos, pero la falta de seguridad y la posibilidad de dejar cicatrices antiestéticas han hecho que estas técnicas hayan quedado en desuso.
En los años 90 se empezaron a utilizar los primeros láseres de CO2, que permitían trabajar con una mayor seguridad y mejores resultados. No obstante, era una técnica muy agresiva y eso significaba que podían aparecer efectos secundarios no deseados. Pero sobretodo, el mayor inconveniente era que el período de recuperación era muy largo y la/el paciente no podía volver a su vida cotidiana hasta pasadas varias semanas. Por esa razón, hoy en día se han ido desarrollando nuevas técnicas de rejuvenecimiento mejor aceptadas por la mayoría de los pacientes, por su seguridad y comodidad.