El acné es una enfermedad muy común del folículo pilo-sebáceo que afecta no sólo a adolescentes, sino que también se pueden ver afectados niños antes de la pubertad y adultos, sobre todo las mujeres. Si no comenzamos un tratamiento rápido la secuela más grave que puede dejar son las llamadas cicatrices del acné o atróficas. La severidad del acné, los antecedentes de cicatrices de acné en la familia y la manipulación por parte del paciente también son factores que influyen en la aparición de las cicatrices. Si bien tanto el acné como las cicatrices son más bien un problema estético, ambos pueden afectar al paciente de forma negativa generando estrés, depresión y falta de autoestima. Es por ello que cada vez son más numerosas las publicaciones sobre cómo tratar estas cicatrices atróficas.
Las cicatrices de acné se clasifican en 3 categorías en función de la profundidad y de la forma. Sin embargo, en un mismo paciente podemos encontrar los diferentes tipos de cicatrices.
Son diversas las opciones terapéuticas de las que disponemos hoy en día para tratar las cicatrices atróficas de acné. La utilización de una u otra dependerá del tipo de cicatriz que presente el paciente. El objeto de todas ellas es estimular el colágeno, con el fin de que la piel adquiera un aspecto más liso y cuidado.
Le denominada técnica de la subcisión es un procedimiento sencillo: consiste en colocar una aguja especial dentro de la piel y desplazarla realizando unos movimientos en abanico, con el fin de romper los tractos fibrosos que dan el aspecto ondulado e irregular a la piel. La subcisión es una técnica muy bien tolerada, se puede realizar en la misma consulta y se realiza con anestesia local.
El láser no ablativo fraccionado es la opción menos invasiva de todas. Actúa estimulando el colágeno de la dermis mediante fototermólisis. Hay muchos estudios que muestran resultados óptimos para el tratamiento de las cicatrices atróficas de acné. Son necesarias entre 4 y 6 sesiones.
Estudios han demostrado que las cicatrices que responden mejor y por lo tanto mejoran más con el láser fraccionado no ablativo son las boxcar y las rolling.
La ventaja de este tipo de láser es que el tiempo de recuperación es mínimo por lo que el paciente al día siguiente puede realizar vida normal. Otra ventaja es que al ser un método no agresivo podemos realizarlo en pacientes con piel oscura aunque debemos ser cautos para no dejar hiperpigmentación postinflamatoria pero los dermatólogos tenemos la suficiente formación y experiencia para evitar que ocurra o tratarlo en el caso que aparezca.
En casos de cicatrices más profundas debemos optar por el láser CO2 fraccionado. Se trata de un láser fraccionado ablativo por lo que en este caso necesitamos un periodo de recuperación a diferencia del no ablativo.
La aplicación de plasma rico en plaquetas o también conocido por PRP ha experimentado un importante auge en los últimos años para tratamiento de diversos problemas dermatológicos y estéticos. El plasma rico en plaquetas aporta factores de crecimiento que inducen la formación de colágeno y otros componentes de la matriz extracelular y estimula la activación de los fibroblastos favoreciendo por tanto, la regeneración de la piel. Se ha utilizado para tratamiento del envejecimiento cutáneo, de úlceras, en la alopecia y por supuesto para tratamiento de las cicatrices de acné combinándolo con el láser y/o la subcisión.
En definitiva, hoy en día disponemos de diversas opciones terapéuticas para mejorar las cicatrices de acné. En la práctica diaria, lo habitual es la combinación de los diferentes tipos de procedimientos en función del tipo de piel del paciente y de la severidad y tipo de cicatrices, con el fin de obtener los mejores resultados.
Si quieres empezar un tratamiento para mejorar las cicatrices atróficas de acné, ponte en contacto con nosotros para pedir cita previa con nuestro equipo de dermatológos.
Dermatol Surg 2019; 45:411-422